Como era de esperar, un movimiento que se enfrenta, no sólo al establishment
financiero y a la gran patronal, sino también al establishment mediático, ha
despertado gran hostilidad por portavoces de tales establishments. Entre ellos
han aparecido recientemente dos artículos en el diario conservador La Vanguardia
en el que se subraya el declive (en realidad en uno de ellos se utiliza el
término “muerte”, “El 15-M se resiste a morir”, 16 de mayo de 2012) de tal
movimiento.
No me corresponde a mí contestar tales ataques, pues el movimiento 15-M tiene
sus propios portavoces que seguro lo podrían hacer, si quisieran, mejor que yo.
Es probable que los ignoren. Pero como “indignado” que soy, y simpatizante con
tal movimiento, como lo son la mayoría de españoles (el 68%), creo conveniente
contestar tales vulgares y groseros ataques, y muy especialmente al firmado por
el columnista Carles Castro, que se especializa en análisis de comportamiento
electoral en aquel rotativo. Este autor indica que dicho movimiento “se difumina
y languidece” como lo demuestra –según él- que el PP “alejado de los postulados
ideológicos del movimiento 15-M” haya conseguido una mayoría absoluta en las
Cortes españolas. La victoria del PP, pues, es el mejor indicador, según él, de
que tal movimiento está perdiendo influencia. En realidad, añade Castro, su
influencia en el ámbito electoral es prácticamente nula, como lo atestigua que
el voto nulo o blanco (que define como el voto de protesta) es muy minoritario
(sólo un 1,37% en el caso de votos en blanco, y un 1,29% en el caso de votos
nulos en España, y un 1,85% y 1,58% respectivamente en Catalunya). Hasta aquí
las tesis de Castro.
Los datos, sin embargo, no las sostienen. Metroscopia acaba de publicar en El
País “El 15-M aumenta su apoyo ciudadano” (20.05.12), el resultado de una
encuesta que documenta que el apoyo a tal movimiento ha aumentado durante este
año, pasando del 66% en Junio de 2011 a un 68% en Mayo de 2012. Incluso el
porcentaje de rechazo entre los votantes del PP ha descendido de un 33% a un
22%. No hay, por lo tanto, tal declive, por mucho que las derechas así lo
deseen.
En cuanto a considerar los votos nulos y en blanco como indicador de la
influencia de tal movimiento en el comportamiento electoral, Castro ignora
algunos hechos y manipula otros para llegar a su conclusión. El 15-M como tal no
hizo ninguna propuesta específica en cuanto a lo que se debía hacer el día de
las elecciones. De su análisis se deducía, con razón, un escepticismo hacia la
representatividad del sistema electoral español, hecho que quedó demostrado en
las elecciones, pues un partido minoritario (al que votaron sólo el 30% de todo
el electorado) consiguió una enorme mayoría en las Cortes Españolas (el órgano
de representatividad de la democracia española). El sesgo conservador del
sistema electoral quedó bien reflejado en el resultado final.
Ahora bien, una persona puede tener tal visión negativa del proceso electoral
y votar. Millones de españoles (incluyéndome a mi) no creen que el sistema sea
representativo (la proporcionalidad del sistema electoral español es bajísima) y
sin embargo participaron en el proceso electoral a fin de dar voz a aquellos
partidos que están más cerca de las reivindicaciones de tal movimiento,
reivindicaciones a las que Castro maliciosamente se refiere como una Carta a los
Reyes Magos a fin de trivializar tales demandas. La mayoría de las demandas del
15-M son factibles, tienen sentido común, y la mayoría de la población simpatiza
con ellas y/o las apoya. Tales demandas incluyen la universalización de la
sanidad pública y de la educación, el respeto al derecho a la vivienda
(garantizado por la Constitución española e ignorado por el Estado) y el cese de
ayudas públicas a las entidades financieras responsables de la enorme carencia
de crédito. La mayoría de la población (incluyendo los votantes del PP) apoya
tales propuestas.
Millones de indignados votamos a partidos, sin poner una papeleta en blanco o
nula. No se puede, por lo tanto, mostrar como señal de una supuesta escasa
influencia política la contabilización sólo de los votos en blanco o nulos. En
realidad, las acciones del movimiento 15-M han dado gran visibilidad a unos
temas, tales como las enormes insuficiencias de la democracia española o la
excesiva influencia de la banca en la vida política del país, que han estado
ignorados por los establishments citados al principio del artículo, incluyendo
el mediático, bien representado por su capacidad distorsionadora y manipuladora
del columnista Castro.
Oleo Cortesía V.O.P.Hugo Aguirre